miércoles, 4 de marzo de 2009

VeStiDo AzuL

Es la muchacha que tiene el vestido azul.
Le hicieron una canción, un poema, una casa, un cuento.
Le regalaron un caballo blanco tan blanco que murió de tristeza.
Cuando llega al pueblo la miran todos (como si ella jalara el extremo de una tela finísima que les hace volverse hacia atrás), y ella camina sin esfuerzo con su inmarcesible vestido azul.
Todos la quieren, la desean, la persiguen; y ella no hace más que caminar hasta desaparecer entre los sabinos junto al río.
Ayer la muchacha se sentó junto al río y miró a los pecesitos perderse en el lodo del agua.
Mañana no la verán más.


Sonrío para mí desde la ventana
La muchacha del vestido azul palpita sobre el agua, atorada entre las raíces del sabino más viejo.

Janet Mérida

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