lunes, 11 de mayo de 2009

Primera carta no entregada

No es la miscelánea que se mira a oscuras por el callejón tan estrecho cuando voy en el camión. Es que si tu casa fuera la miscelánea o cualquier casa del callejón, tendría un motivo real para ver hacia el callejón.
Confieso que como cualquiera quiero estar a salvo y que terriblemente me derrumbo ante ti cuando no recuerdas ni piensas ni respondes. Demasiado conciente. Así te amo. Y francamente comprendo mi insolencia o inocencia arrebatada, de niño; tu incapacidad de amarme. El énfasis en tiempo que te recuerda las historias que no viví, que te han dejado tan real razonable indestructible.
No me amas y lo entiendo amorosamente, más no puedo no explotar mientras duermes. A diferencia de ti, amor, mis noches aquí no han sido tantas ni han matado mi corazón tantas veces, mucho menos soy razonable y por eso puedo amarte limpiamente; con mi ignorancia de niño que juega temprano con los rizos de tu nuca, con tus labios entreabiertos y ese suave olor a ti que emana tu cuello...

Janniesse M

No hay comentarios: